“La verdad que fue algo conmovedor, extremadamente emotivo. Pensamos que “El Chino” se lo comía en los primeros 4 o 5 rounds y después Mayweather pudo ajustar un poquito, pero nos quedamos todos con una sensación amarga. Los americanos quedaron enojados con el fallo. Podemos discutir que el chino ganó, pero lo que no podemos discutir es que Maidana no perdió. Ahora cuando empiece a pasar el tiempo, ya casi con una revancha armada para Septiembre, se empieza a ver que el boxeo en este momento es un negocio más que un deporte. Este resultado se ve como que estaba arreglado como para una segunda pelea. Hubo un hecho muy importante, hasta el sábado a las 3 de la tarde, la pelea no se hacía, algo tremendo. El viernes los boxeadores se intercambiaron los guantes y en ese momento cuando Mayweather agarra los guantes de Maidana, se transforma y se siente incómodo, hasta lo acusa de hacer trampa. Al final le cambiaron los guantes al “Chino” aunque ya habían sido aprobados por la Asociación. El argentino termina peleando con guantes que son como almohadas. Todos estábamos esperando la mano de “El Chino”, pero no sé que hubiese pasado si usaba los otros guantes. Ver cómo la gente cantaba y gritaba fue muy emotivo,  sentirse como local fue mi sensación principal. Volviendo a lo deportivo, Oscar de la Hoya, lo vio perder a Mayweather, dijo que era una vergüenza el fallo, y que a él, el record del estadounidense le da 43-3, así que la pelea con el Chino sería su tercera derrota. Después de la pelea no hubo tristezas, solo festejos”.