“Fue todo un tema los testeos, se habló mucho de que una de las formas de batallar la pandemia era poder testear. El problema está en la búsqueda de los contactos estrechos, es una cadena imposible de seguirse”.

“Es difícil hacer rastreo de contactos, en la Provincia de Buenos Aires tuvimos cerca de 60 mil casos por día, algo que va perdiendo sentido con un virus que es extremadamente contagioso”.

“Tenemos un sistema de gestión y monitoreo de camas y ahí es donde vemos el impacto grave de los casos. Después de dos años de pandemia tenemos entendido para donde va la cosa, entonces los testeos son para la gente mayor que tiene cuadros graves, para aumentar la chance de ingresos en terapia, es más una estrategia clínica”.

“Estábamos en un 70% en la Provincia de Buenos Aires de positividad, 7 de cada 10 eran positivos. En Europa se planteaba que si ellos tenían el 10%, estábamos testeando poco, pero la realidad es que allá también había otros virus. La lógica del 10% de la OMS tenía lógica para ese momento”.

“Antes de implementar el pase sanitario estuvimos estudiando bastante la estrategia en otros lugares del mundo, a partir de ahí decidimos aplicarlo. El pase sanitario tenía un objetivo principal, que es incentivar la vacunación”.

“Nos preocupa muchísimo un posible rebrote por la vuelta a clases porque la población menor de 12 años es la que tiene la cobertura de vacunas más baja. Ya estamos trabajando para comenzar una vacunación a partir de febrero”.