“Fue una sorpresa para nosotros esperábamos una tasa de alrededor del 50%, pero 8 de cada 10 pacientes bajaron significativamente el número de sus crisis, que respondieron al tratamiento. Fue muy grato y por eso salimos a comunicar los resultados un poco antes de terminar el estudio”.

“El estudio estaba planeado para dos años, teníamos pensado al año un análisis preliminar, suponíamos que íbamos a tener alguna la información de efectividad pero la información es muy contundente. A partir de estos resultados podemos trabajar  con las autoridades sanitarias para ver que caminos seguimos, hay cosas que se pueden y entre ellas  hacer como investigaciones para otras enfermedades pero también hacer accesible el tratamiento”.

“Nosotros planificamos el estudio con 100 pacientes, cuando uno espera un efecto del 30% o 40% estaba calculado que necesitábamos 100 pacientes, al analizar los primeros 50 estos resultados fueron contundentes. El 50% de los chicos que respondieron dejaron de tener 8 de cada 10 convulsiones que tenían antes”.

“Por ahora la Ley lo único que ha reglamentado es la investigación para la epilepsia refractaria, este es otros de los trabajos que tenemos que seguir para que otros investigadores se involucren y estudien esto en pacientes adultos o con otras enfermedades. Nuestro objetivo era tener beneficios sin riesgos”.