“Una política que adoptó el FMI hace cuatro o cinco años, quiso diferenciar reestructuraciones de estiramiento de plazos y apareció esta palabra de reperfilación. Cualquier reestructuración es un cambio en las condiciones del contrato. Se supone que una reperfilación no implica una pérdida de capital para los acreedores. Cualquier renegociación de deuda siempre exige estímulos, siempre hay que convencer al acreedor de la conveniencia que tiene de cambiar el título original de su crédito. El ministro Hernán Lacunza le planteó tres cosas al FMI. Primero, no van a perder el capital; segundo no van a perder en intereses, y nosotros vamos a seguir pagando mientras negociemos. Esto último me pareció delicado porque generas un estimulo para prolongar la negociación”.
“El año que viene, vamos a tener pagos netos del FMI. Ellos nos prestan más de lo que nosotros pagamos. Ese pago neto es de aproximadamente 5 mil millones de dólares el año que viene, con esto se completan los 57 mil millones de dólares del acuerdo. Este año hay dos pagos. El año que viene también vamos a recibir pagos del FMI y también empezamos a pagar. El saldo sigue siendo positivo para la Argentina. A partir del 2021, son pagos netos de la Argentina hacia el FMI y hay una fuerte concentración de pagos hacia el FMI en 2022 y 2023 y equivalen al 25% de nuestras exportaciones aproximadamente”.
“El FMI cuando empieza a trabajar con un país, lo primer que hace es un análisis de la sustentabilidad de la deuda, y le presta plata sin pedirle que haga nada respecto a los acreedores privados. El resultado opuesto, es que la deuda no es sustentable. Por ende, el FMI le presta plata al país siempre y cuando hagan que los acreedores privados contribuyan con una reestructuración de deuda. El resultado intermedio sería que un país tenga una deuda sustentable pero sin una alta probabilidad. Esa es la calificación que merecía nuestra deuda. Hasta las PASO, nosotros cumplíamos con las expectativas. La hipótesis era que a medida que vencieran los créditos de los acreedores privados, ellos lo iban a renovar en un 75%. El gobierno venía cumpliendo con eso, ofreciendo una tasa de interés con un costo alto pero se venía renovando arriba de un 80% pero a partir de las PASO, no se pudo renovar más. Por lo tanto, se reperfiló la deuda. El FMI le pide a los privados que acepten prolongar sus créditos. La Argentina hizo la reperfilación porque no podía hacer otra cosa. La otra medida que tomó Hernán Lacunza ahora de restricción a la salida de capitales es una medida de emergencia, es injustamente comparada con el cepo”.
