“Esto refleja que la gente se maneja de esta forma. Falta control. Se tiene que lograr que el  usuario tenga más respeto por la ley”.

“Nosotros tenemos tres provincias que tienen tolerancia cero pero no sirve de nada. Hay que ser cauto con este tema. A nivel mundial, se trata de ir más cerca del cero.  No se llega al cero absoluto porque el equipo tiene parámetros de medición, hay ciertas sustancias que puedan ínfimamente un 0,01. Esto puede hacer que se banalicen los controles, hay que ser muy cuidadosos. Las penas son cada vez más representativas”.

“Es probable detectar estas conductas. Hay un programa que se llama Smart city, que se hace en países avanzados como Paris o Inglaterra. Es cuestión de asumir el costo e instalarlo. A corto plazo esto puede prevenir, y como parte de política pública brindaría información a intendentes para tener mayor transparencia. Hoy en día hay muchas aplicaciones de monopatín y  bicicleta, ahí está el tema. Qué se puede hacer con esos datos, ver por donde viaja la gente, dónde hacer los controles y como modificar la reestructura de la ciudad. El algoritmo es preciso y si se sabe utilizar, los resultados son extremadamente positivos”.

“Hay que implementar acciones puntuales que repercutan en que el usuario pueda viajar de manera rápida y  segura”.

“La gente en bicicleta tiene que usar ropa clara o reflectivo. El hecho de usar un chaleco reflectivo en relación a tener ropa oscura, estamos hablando de una diferencia de visibilidad de mil metros. También se debe usar casco, bocina, siempre circular en el sentido de transito. No hay que hablar por celular o usar auriculares. El monopatín es más inestable al tener las ruedas más pequeñas y no tener amortiguación, ante cualquier situación salimos volando”.

“El 80% de los ciclistas no cumplía con las condiciones de transito, no usaban casco, no usaban las luces e iban por la vereda”.