“Hay una tendencia general del incremento de la violencia urbana. Cada vez hay menos tiempo para conectarnos con nosotros mismos y nuestras emociones y se ven cada vez más estos estallidos de violencia e ira. La ira es una acumulación de emociones y enojos, donde a veces estalla en estas situaciones”.

“Administrar las emociones, aprender a educar los impulsos es una de las grandes tareas que tenemos los seres humanos. Hay un incremento de cierto malestar general, hay una tendencia a resolver todo ya, una cultura de la euforia. La gente no tiene la cultura de conectarse con sí misma e ir identificando lo que le pasa. Resuelve los conflictos internos por acciones en vez de pensamientos”.

“Las palabras tienen que empezar a reemplazar a las acciones”.

“Hay un estado de angustia e impotencia por inseguridad, acumulación de frustración”.

“La primera máxima es no actuar en caliente, hay que aprender a contar hasta diez. Hay que tratar de meter pensamiento para después poder a ccionar acorde a la realidad”.

“Hay que apelar a la justicia”.

“Si uno sabe que tiene tendencia a la furia hay que educar los impulsos pero eso lleva más tiempo. En Brasil había una campaña para el control de los impulsos. Tiene que partir de las instituciones el tema de controlar los impulsos. El Estado puede hacer muchas cosas por esto”.

“La gente se siente muy impotente. Hay una aceptación social de la violencia y eso es lo más preocupante”.