Siguen los problemas con los el dólar paralelo. Hace diez años que estamos con tasas negativas: la inflación es más alta que las tasas que pagan los bancos. Los bonos se van agotando. Ahora la gente puede estar mucho más informada sobre cómo está el mercado. También puede ser contraproducente porque la desconfianza se agranda.
El Gobierno se está dando cuenta de que tiene que devaluar de forma tajante porque las reservas van cayendo día a día. La administración pública está viendo cómo van a ser las paritarias y no son buenas las expectativas.
La devaluación se traslada inmediatamente al consumo de la gente. La economía, si bien de a poquito fue generando deterioro en el sector de la construcción, va afectando a todos los sectores y va generando un parate. Acá no tenés un default, no hay problemas con los bancos. No hay dólares en el sistema.
Creo que es mejor que Cristina Kirchner no haya hablado del tema. Si hubiera dicho que la inflación está bajo control o que el Banco Central tiene buenas reservas, la gente podría haberse enojado. Todo ese tipo de cosas pone más nerviosa a la gente. El problema día a día lo tiene Axel Kicillof.
La solución más sencilla para no tener que devaluar es bajar la inflación. Pero asustas más a la gente que para bajar la inflación tenés que subir las tarifas de luz y gas, acomodar los gastos de Aerolíneas, entre otras cosas. A Kicillof lo pusieron para anunciar los ajustes y a Cristina para dar buenas noticias. Creo que tendrían que dejar correr unos 15 centavos más. El $7,50 de marzo lo van a adelantar porque se siguen perdiendo las reservas.